viernes, 23 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte5)



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Como un soplo de aire nuevo. A pesar de andar por casas ajenas medio derruidas, de pisar entre mil trozos de macetas de barro, jarrones y fuentes. Este sitio tiene algo que me reconforta. Hacía tanto tiempo que mis desgastadas suelas, de lo que un día fueron unas flamantes deportivas, no pisaban una baldosa.

Decido peinar la zona para asegurarme que no hay nadie más. Haciendo ruido para advertir de mi presencia, mis manos se mantienen firmemente agarradas a la espada. Cada puerta, cada armario a medio abrir, puede esconder un peligro acechando. Al subir las escaleras de lo que un día debió ser un despampanante chalet, y tras una puerta en la que ponía "Abril". Descubrí una habitación con motivos infantiles pintados en el fondo azul cielo de sus paredes. Entre la pequeña cama, y el armario empotrado había pegados un sin fin de dibujos. Entre los garabatos de una niña pequeña solo logre diferenciar sonrisas montañas verdes y un par de pajaritos. Me siento incapaz de moverme de aquí.

Está habitación despertó la voz del niño aterrado de mi interior que tanto me he esforzado en silenciar. Abrazando mis piernas, sentado en el suelo, apoyado en la pared, con la mirada perdida entres los dibujos, acepto mis sentimientos, acepto que me siento perdido aun sabiendo donde estoy, acepto que quizás he elegido el camino más complicado. Pero aun así, creo, que esto me ha dado un motivo de celebración; sigo teniendo una parte humana, a pesar de todo.

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