No sé, si por rutina, por cansancio o por madurez, mi visión del amor está cambiando. Cada vez me parece más típico predecible y monótono lo que yo llamo "amor adolescente", es básicamente el del "te quiero" cada minuto y medio, el de los besos a quilos, el que tapa los problemas con cariño.
Cada vez más cuando pienso en el amor y en los "te quiero" me viene a la cabeza la imagen de un tío en el gimnasio mirándose y alabándose frente al espejo.
Ya no hablo de intimidad, ni pareja ni de querer, si no de complicidad de compañerismo, y de necesitar.
Yo cada vez más necesito que me entiendan, que me escuchen cuando me sincero.
La pareja está bien, no se confundan, pero hay todo un mundo ahí fuera y yo necesito cada vez más descubrirlo agarrado de la mano de alguien que me quiera.
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