miércoles, 28 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte8)



...

La curiosidad me puede, de vuelta al refugio, no puedo evitar acercarme al pueblo. No hay ninguna novedad aparente desde la última vez que pase por sus calles. Sin embargo, oigo algo.

El corazón se revoluciona, la respiración acelera y la mente debate constantemente si salir corriendo o averiguar de donde procede, entre la curiosidad y el miedo. Con un par de pasos más, soy capaz de distinguir claramente la voz de unos niños pequeños.

Sus risas y carcajadas me guían hasta el centro del pueblo, en la plaza de donde brotan todas las calles. Soy incapaz de asomarme a la esquina, me quedo arrapado a la pared, sintiendo cada piedra en mi espalda, escuchando la voz de esos niños jugando sin un ápice de maldad y con la sensación de haber vuelto al pasado.

Aún tembloroso por el atrevimiento de haberme adentrado tanto en el pueblo decido volver, alguien podría haberme visto y dar la voz de alarma, al fin y al cabo mi aspecto desaliñado, mis manos sucias y mi ropa rota no suelen inspirar mucha confianza.

... 

martes, 27 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte7)



...

Entre dos arboles,me parece ver una estrecha calle de pueblo, mi primera impresión es que esta abandonado. Paseo por sus calles con cautela, alerta al más mínimo ruido, esperando una señal de vida.

El pueblo esta intacto, sus casas hechas de gruesas paredes de piedra, sus bancos de madera, sus jardines y sus fuentes están como si no hubieran pasado ni el tiempo ni los saqueadores. El único cambio que soy capaz de ver es que no hay ni una sola instalación eléctrica en todo el pueblo. Hasta las farolas convencionales, han sido substituidas por otras más viejas de aceite.

Me doy cuenta que es inevitable que aquí este viviendo alguien, alguien que ha sido capaz de defender el pueblo y hacerlo habitable. Preso de los nervios y el miedo, de pensar que me podría pasar si me descubren aquí, cojo los pocos frutos secos que he encontrado de camino y echo a correr, subo las escaleras del humilde refugio, me encierro en la habitación, y atranco de nuevo la puerta con la cuna.

...

lunes, 26 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte6)



...

A pesar de haber dormido en el suelo, el cobijo de cuatro paredes y la calidez de un cojín me han brindado una de las mejores noches desde hace mucho tiempo.

Por los resquicios de luz que se reflejan en el suelo, parece que el sol está ya bastante alto, realmente necesitaba descansar. Tardo un buen rato más en levantarme, mi cuerpo esta aun medio dormido, disfruto cada minuto, sabiendo que quizás no pueda volver a remolonear hasta dentro de quien sabe cuanto tiempo.

Cuando ya no puedo alargarlo más, separo la cuna de la puerta, y salgo. El agua baja aun algo embarrada, pero poco a poco va volviendo a su cauce. Los arboles que quedaron anegados por la apertura de la presa, han dejado un peregrinaje de hojas navegantes río abajo.

Me sacudo la ropa, y me abro camino entre la maleza y los escombros, para encontrar por fin algo para comer, no conozco esta zona, y no se muy bien que me puedo encontrar así que sera mejor ir con cautela.

...

viernes, 23 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte5)



...

Como un soplo de aire nuevo. A pesar de andar por casas ajenas medio derruidas, de pisar entre mil trozos de macetas de barro, jarrones y fuentes. Este sitio tiene algo que me reconforta. Hacía tanto tiempo que mis desgastadas suelas, de lo que un día fueron unas flamantes deportivas, no pisaban una baldosa.

Decido peinar la zona para asegurarme que no hay nadie más. Haciendo ruido para advertir de mi presencia, mis manos se mantienen firmemente agarradas a la espada. Cada puerta, cada armario a medio abrir, puede esconder un peligro acechando. Al subir las escaleras de lo que un día debió ser un despampanante chalet, y tras una puerta en la que ponía "Abril". Descubrí una habitación con motivos infantiles pintados en el fondo azul cielo de sus paredes. Entre la pequeña cama, y el armario empotrado había pegados un sin fin de dibujos. Entre los garabatos de una niña pequeña solo logre diferenciar sonrisas montañas verdes y un par de pajaritos. Me siento incapaz de moverme de aquí.

Está habitación despertó la voz del niño aterrado de mi interior que tanto me he esforzado en silenciar. Abrazando mis piernas, sentado en el suelo, apoyado en la pared, con la mirada perdida entres los dibujos, acepto mis sentimientos, acepto que me siento perdido aun sabiendo donde estoy, acepto que quizás he elegido el camino más complicado. Pero aun así, creo, que esto me ha dado un motivo de celebración; sigo teniendo una parte humana, a pesar de todo.

...

jueves, 22 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte4)



...

Recién levantado. Sin apenas una gota de lluvia en los últimos tres meses de verano, me doy cuenta, el río baja con mas cauce de lo normal.

Los controles de la presa, montaña arriba, deben haber caído en las manos equivocadas. Si mi sospecha es cierta, en pocas horas, las tierras que llevo ocupando todo este tiempo formaran parte del fondo lodoso del río.

Debo actuar rápido, enfundo la espada entre el pantalón y la cuerda desgastada que hace las funciones de cinturón y mientras agarro el saco de dormir firmemente con la otra mano, me dirijo hacia las casas medio derruidas de la ladera de la montaña. No tengo tiempo que perder y es el único sitio suficientemente elevado como para estar seguro. Aun así no tendría que alejarme demasiado, la crecida del río vendrá acompañada de una población mayor de peces y cangrejos, además dependo completamente del agua del río para beber.

...

miércoles, 21 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte3)



...

La familia? Prefiero imaginar que la suerte les sonrío más que ami. Ellos decidieron quedarse en la ciudad, con la firme creencia de que la unidad de las personas les haría más fuertes antes las adversidades que se avecinaban.

Lo último que supe de mi hermano es que estaba viviendo con su novia, pero no son buenos tiempos para el amor. Los adolescentes se han visto obligados a crecer tan rápido que la lucha por subsistir les ha dejado sin tiempo libre. A las parejas algo más mayores les invaden las dudas de si deberían o no deberían traer al mundo un hijo ante tal situación, sin saber si quiera si podrán darle de comer.

De mis amigos no volví a saber nada, aun así no hay día que su recuerdo no consiga emocionarme. Espero que estén bien, reencontrarme con todos ellos es uno de los motivos principales para levantarme un día más.

...

martes, 20 de septiembre de 2011

mensaje en una botella (parte2)



...
Los ganaderos y terratenientes pronto levantaron gruesas murallas vigiladas por un séquito fiel capaz de matar a quien hiciera falta por una ración de comida. Cada uno de ellos iba armado con lo que tenía, desde humildes tirachinas a rifles, pasando por palos, cuchillos, hachas, dagas, arcos y flechas.

Las fuerzas del orden desaparecieron, y con ellas sus valores. El miedo y el peligro se volvieron mis mejores compañeros, siendo imposible andar por ninguna carretera sin ser blanco de atracos robos o emboscadas. Mis ojos se  acostumbraron a la oscuridad por miedo de que la luz los atrajera,  aprendí sus costumbres y horarios para no coincidir con ellos.

Los días en los que no logro encontrarme entre tanta soledad, subo a las ramas más altas de los arboles crecidos sin control por el abandono de la mano del hombre. Entonces intento reconocer el paisaje que me vio crecer, pero me entristezco al ver que, el camino que usábamos para ir a la playa es ahora un torrente de exiliados vagando de fortaleza en fortaleza, las laderas de las montañas repletas de lujosas casas son ahora un montón de escombros sin más movimiento que la de algún ratón hambriento buscando comida entre la basura, los supermercados, tras los saqueos iniciales, no corrieron mejor suerte. Aun a día de hoy no me he atrevido a mirar en dirección a la casa donde crecí.
...

lunes, 19 de septiembre de 2011

mensaje en una botella



Hoy me despertaron  las ramas agitadas por el viento, el saco de dormir apenas protege del frío cuando duermes al raso, aun no he conseguido acostumbrarme.

Un par de años atrás me vi obligado a abandonarlo todo, los países se declararon insolventes, los bancos quebraron y el dinero perdió todo su valor. La clase obrera al saber la infructuosidad de su esfuerzo pronto dejo de trabajar, algo en la gente cambio.Las ciudades dejaron de ser seguras, quien tenía hambre hacía lo posible por comer y quien tenía comida, hacía lo posible por protegerla. Yo creí que lo mejor en está situación era minimizar el contacto con las personas y evitar los grandes núcleos urbanos, así fue como me instalé aquí.

Un saco de dormir y una espada desafilada que siempre había adornado mi cuarto, es cuanto me queda.
Durante el día, tapo el saco con un cartón humedecido y una fina cama de hojas secas, e intento encontrar algo para comer. Los primeros días me alimente de un melocotonero cercano, pero su dueño no tardo en dejarme claro que no iba a compartirlos con nadie que no fuera su familia. Entonces decidí mover mi guarida río abajo, donde paso los días alimentándome de cangrejos, peces, y, cuando hay suerte, algún conejo.

El silencio y la soledad se han vuelto tan grandes... Cada pueblo, Cada urbe se ha vuelto una isla, un mundo totalmente independiente. Cuando la gente abandono su trabajo casi de inmediato desaparecieron todas las comodidades y formas de comunicación que habíamos conocido. El poder, entonces, volvió a las manos de quien tenia terrenos, campos o ganado. Aquellos que solo teníamos nuestro sudor nos vimos obligados a subsistir como pudimos.

Apenas hay luz solar, debería prepararme para pasar la noche...
prometo seguir escribiéndote.